Blog

EL ARTE DE NO HACER NADA

El arte de no hacer nada - Marc Serra

¿Te suena eso de “en casa del herrero, chuchillo de palo”? A veces me siento súper identificado con este dicho. No siempre y no con todo. En consulta siempre os pregunto: ¿crees que estás estresada? ¿tienes tiempo para ti? ¿hay algún elemento social como la pareja, trabajo, amigos o familia que te genera preocupaciones? Yo además de tener consulta, ser autónomo, hacer ponencias, llevar las redes sociales, evolucionar mi proyecto y estudiar soy coordinador (y entrenador) en un club de futbol sala. Eso que significa… que trabajo literalmente de lunes a domingo. Cierto es que hago dos cosas que me apasionan y durante mucho tiempo con este pretexto y el de “soy joven” he ido tirando.

Con el paso de los años me he tenido que obligar a ponerme límites. El domingo por la tarde y el lunes por la mañana, son sagrados. Y si puedo los viernes por la tarde también. Normamente los lunes por la mañana aprovecho para hacer gestiones, los viernes por la tarde para ver a los amigos y los domingos por la tarde… ¡NO HACER NADA! Es verdad que no tengo una jornada laboral de cuarenta horas con un horario fijo y que a menudo me puedo permitir minibreaks. Pero también me pasa todo lo contrario, que en momentos que en principio no trabajo, me cuesta mucho desconectar. Por esto, considero “no hacer nada” todo un arte.

Nos ha tocado vivir el siglo de la productividad a cuesta de cualquier cosa, incluso de nuestra salud. Esto es imperdonable a nivel social por aquellos que nos imponen un ritmo de vida alto, vivir rodeados de contaminación, de ruido, de prisas, de problemas banales… Pero también es imperdonable que a nivel individual no hagamos nada al respecto. Vivimos constantemente estresados y a menudo no nos damos cuenta. Pero si te pregunto si tienes ansiedad, sufres lapsus, tienes tiempo libre, problemas de memoria, sensación de ir todo el día a tope… Seguramente me dirás que sí.

El estrés, aunque nos pase desapercibido, es un mecanismo que el cuerpo tiene de defensa cuando percibe peligro. Evolutivamente los peligros han cambiado mucho. Ahora no corremos delante de un león. Corremos para llegar a tiempo a recoger los niños al colegio después de una jornada de ocho horas aguantando a un jefe que no soportamos. Este mecanismo de defensa se agota, pero no lo hace de golpe y nos va avisando por el camino. Es nuestra responsabilidad escuchar al cuerpo y actuar en consecuencia.

Con los años he ido mejorando este maravilloso arte, el de no hacer nada. A lo largo del año hago paradas drásticas. Si algo bueno tiene ser autónomo es que con una buena planificación puedes hacer vacaciones cuando quieras. Entonces mi primer objetivo es pautar, cuando y como haré vacaciones durante el año. Miro el calendario deportivo, que es el que marca el tempo de lo obligatorio y reservo unos días para no hacer nada.

Normalmente procuro hacer un puente de cuatro días cada vez que hay fin de semana sin partidos. Así compenso las tres o cuatro semanas con solo “un día” de descanso. Luego llegan las vacaciones cortas de Navidad y Semana Santa. Ahí tengo ya un poco más de margen y siempre procuro salir de casa, pero cerca. Cerca porque a veces es peor el remedio que la enfermedad. Vielha por ejemplo es uno de los destinos frecuentes por estas fechas. ¿Y qué hago ahí? Nada. Nada que me haga pensar. Disfruto la montaña, descanso, leo, hago excursiones en bici, salgo a cenar… Nada que me suponga un estrés.

Y finalmente, verano. Verano es mi época favorita, porque si he hecho bien las cosas durante el año puedo hacer un reset. Puedo hacer una desconexión real, aviso a mis pacientes y estoy unos días sin tocar el ordenador ni el teléfono. Siempre que puedo hago una semana de descanso en junio, otra en julio y finalmente llega agosto que normalmente es el mes con menos trabajo del año. Oye tú, pues vamos a aprovecharlo ¿no?

Sé que te pinto todo esto muy bonito y que seguramente tu situación es distinta a la mía. ¡Pero por eso digo que es un arte! No siempre es fácil permitirse descansos, relajarse y vivir. Pero creo que es imprescindible poco a poco ir modificando tu vida para que en la medida que te sea posible no vivir siempre a todo tren. Te aseguro que cuando empieces, vas a hacer un cambio de chip y cada vez tus planificaciones y tomas de decisiones también estarán orientadas a controlar tu estrés a lo largo del año.

Marc Serra, psiconeuroinmunólogo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.