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NUTRICIÓN Y EPIGENÉTICA

nutrición y epigenética

Uno de los campos donde la epigenética -disciplina que estudia todos los procesos que modifican la expresión de los genes sin alterar su secuencia- ha generado una mayor curiosidad es en el de nuestra alimentación. ¿Cómo afecta lo que comemos en nuestros genes?. A día de hoy, sabemos por la evidencia científica que los 3 primeros años de vida son fundamentales en este sentido[1]. Las personas que durante ese periodo han sufrido malnutrición o sencillamente una alimentación desequilibrada, han demostrado tener mayor probabilidad de sufrir desarreglos hormonales (mayor fabricación de hormonas del estrés), obesidad, abuso de sustancias como alcohol o tabaco, insomnio, y más inflamación en la edad adulta.

Pero no sólo lo que comemos, también lo que sentimos en esa época inicial de nuestra vida va a resultar crítico. Los estudios indican que las personas que han sufrido estrés, traumas, u otras situaciones difíciles psicológicamente durante esos años desarrollan una peor flora intestinal (microbiota): sus bacterias del intestino trabajarán peor y se comunicarán peor, y esto tendrá a su vez consecuencias para la digestión, la correcta nutrición, nuestro sistema immunitario, hormonal, neurológico, y nuestro bienestar en general. Así mismo, estos seres humanos tendrán más propensión a los desequilibrios emocionales, en especial a la depresión[2]. (citas)

Hay más. Los factores epigenéticos no sólo son clave en esos tiernos años iniciales: incluso antes, incluso en la edad prenatal, mientras nos desarrollamos como seres humanos en el vientre de nuestra madre. Lo que la madre come, y el estado como ella misma tiene su flora bacteriana intestinal, van a suponer una influencia directa sobre el futuro bebé y, por tanto, su posterior desarrollo hormonal y emocional[3]. Así mismo, la flora vaginal, íntimamente ligada a la intestinal y de gran importancia durante el parto, influye en nuestra llegada al mundo por contacto directo.

El modo más recurrente como estos factores epigenéticos influyen sobre nuestro cuerpo es alterando el funcionamiento de genes que expresan proteínas relacionadas con:

  • fabricación de hormonas del estrés: cortisol, adrenalina, y noradrenalina
  • receptores de glucocorticoides: hay menos sensibilidad de la hormona cortisol, por lo que estos receptores hormonales funcionarán de forma desequilibrada y tendremos, entre otros problemas, exceso de inflamación o dificultades para resolver las inflamaciones.
  • trastornos en el sueño: el cortisol desajustado dificulta el descanso y la conciliación del sueño que logramos a través de la melatonina, serotonina, y otras hormonas relacionadas.
  • alteración de la flora bacteriana: la actividad de nuestras bacterias en el intestino llega al cerebro a través del sistema circulatorio, linfático, y del nervio vago. Si esa información no es correcta, la comunicación entre las hormonas y el sistema nervioso empeora, y nuestras bacterias (y con ello, nuestra digestión) se empobrece.
  • saciedad y gasto energético: el individuo sometido a estos factores tiende a comer más, retiene más grasas, y gasta menos calorías.

Carlos Quesada, quiropráctico.

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[1]Dena R.HermanPhD, MPH, RD Nicholas Rhoades MS, Jasmine Mercado MPH, Pedro Argueta MPH, Ulises Lopez MS, Gilberto E.Flores PhD, MS, Dietary Habits of 2- to 9-Year-Old American Children Are Associated with Gut Microbiome Composition, Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, april 2020; 120, 4 (517-534)

[2] Lima-Ojeda JM, Rupprecht R and Baghai TC , “I Am I and My Bacterial Circumstances”: Linking Gut Microbiome, Neurodevelopment, and Depression, Front. Psychiatry 8:153. doi: 10.3389/fpsyt.2017.00153

Sanchez-Villegas A, Toledo E, de Irala J, Ruiz-Canela M, Pla-Vidal J, Martinez-Gonzalez MA. Fast-food and commercial baked goods consumption and the risk of depression, Public Health Nutr (2012) 15(3):424–32. doi:10.1017/S1368980011001856

[3] Beatriz Peñalver Bernabé, Lisa Tussing-Humphreys, Hannah S. Rackers, Lauren Welke, Mary C. Kimmel, Improving Mental Health for the Mother-Infant Dyad by Nutrition and the Maternal Gut Microbiome, Gastroenterology Clinics of North AmericaVolume, sep. 2019, 48, 3, (433-445)

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